De mamá aprendimos que el cuidado se transmite.
¿Quién no recuerda esos momentos junto a mamá, paradas frente al espejo, mientras ella nos enseñaba a cuidar nuestro cabello? Esos momentos, aparentemente simples, encierran un tesoro invaluable: la transmisión de conocimientos y cuidados de una generación a otra.
Desde que éramos pequeñas, nuestras madres nos enseñaron los fundamentos del cuidado capilar. Nos mostraron cómo lavarlo adecuadamente, qué productos utilizar y cómo peinarlo con cariño. Cada gesto, cada consejo, era una demostración de amor y atención hacia nosotras mismas.
Esos momentos no solo eran sobre la apariencia externa, sino que también transmitían un mensaje profundo sobre la importancia del autocuidado y la autoestima. Aprendimos que cuidar nuestro cabello no era solo una cuestión de belleza, sino también un acto de amor propio.
Conforme crecimos, llevamos con nosotras esas lecciones. Cada vez que elegimos productos para nuestro cabello o nos arreglamos, recordamos las enseñanzas de mamá. Y cuando llegue el momento, compartiremos esas mismas enseñanzas con nuestras propias hijas, continuando así el legado que comenzó con nuestras madres.
Este mes, mientras celebramos a las madres, recordemos el regalo inestimable que nos han dado: el conocimiento y el amor por el cuidado capilar. Cada vez que cuidamos nuestro cabello, estamos rindiendo homenaje a esa tradición de cuidado y belleza que nos une a todas, a través del tiempo y las generaciones.
